Hace 50 años, San Josemaría visitó Brasil, Argentina, Chile, Perú, Ecuador, Venezuela y Guatemala, llevando un mensaje: todos podemos ser santos a través de nuestro trabajo y nuestras ocupaciones ordinarias.
“Es la santificación del trabajo profesional ordinario; es, decir a cada cristiano – cualquiera que sea su oficio y su situación en la vida -; ¡decir a la madre de familia!, ¡decir al profesional!, ¡decir al operario!, ¡al obrero!, que allí donde está, puede y debe ser un buen hijo de Dios”. (San Josemaría en Sao Paulo, 1 de junio de 1974)